[Foto: Escritor de kanji en Todaiji, en Nara, Japón/Por el autor, Maurício Kanno, 2008]
Sí, ciertamente esa idea de los samuráis y las geishas suele ser una de las imágenes que nos vienen a la mente cuando pensamos en aprender japonés, ¿verdad? O al pensar en Japón en general… El hecho es que nosotros, los occidentales, solemos asociar a Japón con una serie de imágenes ancestrales y tradicionales, como esas figuras del título de este artículo.
No es de extrañar tanto, ya que todavía valoramos ese imaginario en los tiempos actuales. Solo hace falta observar algunas películas, incluso de animación, o también videojuegos, que nos llegan desde Japón. Situaciones asociadas al país en sus tiempos feudales, llenos de samuráis, ninjas y geishas, abundan en estos escenarios. Y es precisamente al convertirse en fanáticos de algunas de estas producciones culturales, que, por supuesto, también van mucho más allá de eso, con una vasta producción de narrativas más cotidianas, que nos dan ganas de aprender japonés.
Entonces, hablando un poco sobre el idioma en sí, ¿cómo es? ¿Es fácil? ¿Difícil?
Conversación
Conversar en japonés no es mucho más fácil o difícil que aprender otros idiomas en general. Claro, exceptuando el hecho de que otros idiomas pueden ser más similares al portugués, como el español, italiano o francés, donde ya sabemos algo de vocabulario y reglas gramaticales de antemano, o las asociamos de manera más fácil. Sí, es un idioma con reglas diferentes a las que estamos acostumbrados en Brasil. Una cosa a tener en cuenta, por ejemplo, es que las frases suelen terminar con el verbo, algo que no suele suceder en portugués.
Por ejemplo: João mora no Japão. => João-san Nihon ni sundeimasu. Es decir, primero indicamos el sujeto (aunque bien podría haber quedado en medio), luego dónde vive y por último viene el verbo vivir.
Escritura
Y en cuanto a la escritura, ahí es donde se complica. Tenemos tres «alfabetos» en japonés: el hiragana y el katakana, que son fonéticos, es decir, indican sonidos, y siempre una sílaba a la vez; y los kanjis, que son ideogramas, es decir, indican significados, que pueden tener un sonido para cada situación (frecuentemente dos o más sonidos para cada kanji).
Son 50 hiraganas y 50 katakanas, que representan respectivamente los mismos sonidos, pero para usos diferentes. Y alrededor de 2,000 kanjis que se podrían considerar para uso práctico en el japonés actual; generalmente incluimos en esa lista los aproximadamente 1,000 enseñados a lo largo de lo que sería la Educación Primaria en Japón, que serían suficientes para manejar alrededor del 80% del idioma; y los otros casi 1,000, enseñados en lo que sería la Educación Secundaria allí.
Los hiraganas suelen ser más redondos, curvos, y se usan para las palabras japonesas en general, incluyendo usos gramaticales, como indicativos de sujeto, objeto, lugar, etc. En japonés, estas funciones sintácticas son frecuentemente indicadas por sufijos específicos. Los katakanas son letras más angulares, con puntas, y se usan más para palabras extranjeras, a menudo del inglés, y también para onomatopeyas (como «doki, doki», que sería el corazón latiendo, por ejemplo; o «don, don», que podría indicar un martillo golpeando algo).
Kanjis!
Y los kanjis… son los caracteres que pueden llegar a ser mucho más complejos que estos dos primeros tipos, jeje. Pero no te preocupes, también hay kanjis muy fáciles, como el del número 1, que es solo un trazo horizontal; y el del Sol, que se hace con solo un rectángulo. (¡Y mira qué genial, sabiendo escribir esta letra, ya puedes escribir la primera mitad de la palabra «Japón»!)
¿Te gustaría aprender más? Ponte en contacto a través del sitio web, correo electrónico mauricio.kanno@gmail.com o WhatsApp (11) 99564-4568 y programa una clase. 🙂
[Artículo originalmente publicado en la plataforma profes.com.br/mauriciokanno, en octubre de 2016]